En algunas ocasiones nos encontramos tan abrumados con nuestro ritmo de vida, buscando alcanzar nuestras metas profesionales, pensando en pagar las deudas o en ganar más dinero, que perdemos de vista otras áreas de nuestra vida que tienen igual o mayor importancia.

En la física, y de una manera muy sencilla de entender, existen dos tipos de equilibrio. El equilibrio estático (que no se mueve) es por ejemplo el de una balanza, que debe estar totalmente recta para que los pesos estén en equilibrio perfecto. Y además está el equilibrio dinámico (que si se mueve) que es por ejemplo el que mantiene el equilibrista que pasea sobre la cuerda floja balanceándose de un lado al otro con destreza para evitar caer mientras avanza.

El primero es imposible de alcanzar en nuestras vidas, ya que la vida no siempre es igual. Hay días que te encuentras con más tráfico, te llaman de la escuela que tu hijo enfermó y que hay que pasar por el, te cancelan una cita o el pago de un cheque, un neumático se poncha, se va la energía cuando preparabas una presentación o cae una tormenta el día que te preparabas para salir de campo con tu familia.

Todas estas cosas inevitables de la vida son como las que el equilibrista va sorteando mientras se balancea por la cuerda buscando continuar sin caer.

Es así como debemos buscar nosotros dedicar tiempo de calidad en cada área importante de nuestra vida entendiendo que no siempre saldrán las cosas exactamente como las planeamos pero que tenemos que estar preparados para continuar manteniendo el equilibrio; compensando cuanto antes cuando te inclines demasiado hacia algun lado.

Para cuidar el equilibrio hay que fijarnos tres tipos de metas que son: Metas personales y familiares, metas profesionales, y metas de automejoramiento… en el próximo post escribiré más a detalle sobre estos tres tipos de metas.

Fotografía de: shellac
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