Una familia pasea en un parque de diversiones, al mirar los precios de una atracción se entristecen por no poder pagarlos, pero en seguida el papá saca una tarjeta de crédito de Banco Azteca y orgulloso lleva a su feliz familia a la entrada de la atracción del parque, ya que podrá comprar las entradas con su tarjeta.

Luego una tal Adriana, nos habla muy feliz de las maravillas de contar con su tarjeta Banamex. Después de que su mamá le trae de regalo un mueble que ya no quiere, ella le muestra muy orgullosa que ya tiene todos sus muebles nuevos, que adquirió con su tarjeta de crédito. Ella nos habla de lo feliz que se siente de no convertir su casa en la bodega familiar, gracias a que la ha podido amueblar totalmente, comprando todo a meses sin intereses.
Después una familia destruye todos los muebles y aparatos de su casa. Ellos están muy felices de destruirlo todo, aunque las cosas aun estén en buenas condiciones, ya que se preparan para la gran «venta de euforia» en Sears, con hasta 25 meses para pagar.
Sigues mirando y encuentras un papá y su hijo sentados en un sillón muy felices, el papá le muestra una sorpresa a su pequeño, es una tarjeta de crédito. El niño se emociona tanto que le arrebata la tarjeta de las manos… los dos muestran mucha alegría ya que recibieron la tarjeta de crédito Santander, que les da la posibilidad de ganar viajes a la Copa América.
En los medios de comunicación podemos ver un montón de ejemplos donde muestran a personas con una aparente libertad financiera que les permite comprar, viajar, regalar, estrenar un coche, y vivir una vida de ricos. En esta publicidad se motiva al endeudamiento y a disfrutar de todas las cosas que no podrías pagar si no fuera por tu tarjeta.
El problema es cuando inevitablemente se terminan el crédito… entonces volvería la escena primera, con el papá sacando la tarjeta de Banco Azteca en el parque de diversiones, pero esta vez con la típica expresión de «a ver si pasa», y luego después de que la tarjeta ha sido declinada volverían a su realidad de no tener dinero, con la gran diferencia de que ahora tienen en sus espaldas una pesada carga financiera.
Ese es el verdadero problema de las tarjetas y de la deuda, cuando por medio de ellas nos damos lujos que aun no podemos costear, comprometiendo nuestros ingresos futuros y la estabilidad económica de nuestra familia.
Como he dicho antes, las tarjetas son un buen producto financiero, si se les utiliza como medio de pago y para administrar mejor los gastos. Pero si la utilizas para financiarte, tal como te dice la publicidad, para darte lujos que tus ingresos y ahorros aun no te permiten, acabarás endeudado, con un alto porcentaje de tu ingreso comprometido y cada vez más lejos de tu libertad y estabilidad financiera.