Ahorrar e invertir aunque parecen lo mismo son conceptos muy diferentes. Básicamente el ahorro es aquel dinero que no gastamos. A veces ahorramos con un objetivo en particular y a veces solo por el hábito de guardar algo de nuestros ingresos para el futuro, para un proyecto o para disponer de fondos suficientes en alguna eventualidad.
Por otro lado invertir es lo que hacemos con una parte o todo lo que hemos ahorrado, para sacarle más provecho. O sea, invertir es poner a trabajar el dinero para que produzca más dinero; esto implica un riesgo de que la ganancia no resulte lo esperado e incluso que la inversión produzca una pérdida, en cuyo caso podría disminuir el capital inicial. Invertir implica estar dispuesto a aceptar que existe el riesgo de perder.
Dicho en otras palabras la diferencia entre ahorrar e invertir se determina según el grado de riesgo.
Sin embargo como dice el dicho «el que no arriesga no gana», y el riesgo financiero es sólo uno más de los riesgos en la vida que tenemos que aprender a tomar.
Una forma de invertir es poner capital en un negocio o comprar bienes raíces, el riesgo es que el negocio no genere lo suficiente para devolverte la inversión o el terreno baje de valor. Aunque lo ideal sería arriesgar lo menos posible las inversiones de alto riesgo prometen ganancias mayores.
En este sentido tenemos instrumentos de inversión de bajo riesgo, alto riesgo y riesgo moderado.
En resumen, para ahorrar necesitamos que nuestros ingresos sean mayores a nuestros gastos, pero para invertir tenemos que tener en claro los riesgos y cuánto podemos tolerar en caso de que los rendimientos no sean los esperados.
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