Ninguna es mejor que la otra, de hecho puedes ahorrar e invertir al mismo tiempo, siempre y cuando tengas claras tus necesidades, objetivos y metas financieras.

Ahorrar es guardar durante un tiempo recursos que en algún momento usarás para tu consumo, mientras que invertir es destinar recursos para hacer crecer tu patrimonio.

Si necesitas tener disponible tu dinero para alguna emergencia o para compromisos a corto plazo, lo que necesitas es ahorrar. Pero si lo que quieres es hacer crecer tu dinero para cumplir tus metas a mediano y largo plazo, lo que necesitas es invertir.

Cuando pones tu dinero en un instrumento de inversión, no tienes disponibilidad inmediata, pero puedes obtener más ganancias que las que tendrías en una cuenta de ahorros.

Debes tomar en cuenta que ninguna inversión es 100% segura, y que como puedes tener ganancias también puedes tener pérdidas.

Para elegir cuál es la inversión más adecuada para ti debes definir:

  • Tus metas a corto, mediano y largo plazo.
  • Tus prioridades financieras; lo que necesitas y lo que deseas. No es lo mismo invertir en la educación de tus hijos o en tu retiro que invertir para unas vacaciones o un coche nuevo.
  • El tiempo que tienes para alcanzar tus metas. Toma en cuenta que las inversiones tienen ciclos, o sea periodos de rendimiento y pérdidas.
Si tus metas son a mediano plazo deberás elegir instrumentos conservadores, es decir, de bajo riesgo. Si tus metas son a largo plazo puedes invertir en fondos con mayor riesgo y con la posibilidad de obtener ganancias mucho mayores.
Por último, debes diversificar. Reparte tus recursos en diferentes instrumentos de inversión para compensar las bajas que pudiera tener un instrumento que esté pasando por una mala racha.

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